¡Ha sido un viaje de fe, esperanza y amor en familia!
Hoy me siento bendecida por la oportunidad de compartir mi experiencia en la Peregrinación al Santuario de Lourdes, todo ha sido posible gracias a Preferisco Il Paradiso, quienes nos brindaron su apoyo constante y a los Heraldos del Evangelio, nuestros guías espirituales en todo momento.
El viaje comenzó de una manera verdaderamente especial en Zaragoza, donde nos congregamos en la Iglesia de San Juan de los Panetes para celebrar la Santa Misa en honor a Nuestra Señora del Pilar. Fue un momento de profunda conexión espiritual, un recordatorio de la importancia de la fe en nuestras vidas. Partir desde aquí, bajo la mirada amorosa de la Virgen, marcó el inicio de una travesía única.
Al llegar a Lourdes, una sensación de paz y serenidad nos envolvió. Las calles repletas de artículos religiosos nos recordaron que estábamos en un lugar especial, un rincón donde lo sagrado se encuentra a cada paso. La emoción se apoderó de mí al darme cuenta de la magnitud de este lugar, un refugio de fe y esperanza.
Uno de los momentos más especiales de la peregrinación fue el Santo Rosario con antorchas. Ver a los niños seguir la procesión con tanta alegría y devoción fue muy conmovedor. En ese instante, entendí que estábamos formando parte de algo más grande,
una tradición de fe que ha perdurado a lo largo del tiempo con un fin sagrado, el cielo.
Una gracia que recibimos por intercesión de la Inmaculada Concepción, fue la oportunidad de asistir a la Santa Misa dos veces al día, presidida por el Rvdo. D. José Francisco Hernández E.P. de los Heraldos del Evangelio. Sus palabras nos guiaron, fortalecieron nuestra fe y nos recordaron el propósito de nuestra peregrinación. La comunión diaria, fue un hermoso regalo para estar cerca de Dios.
La organización de las actividades en torno a la peregrinación fue impecable. Cada momento, desde las visitas a los lugares santos hasta los momentos de reflexión y oración, estuvo cuidadosamente planificado y nos permitió aprovechar al máximo nuestra experiencia espiritual y fortalecer más nuestra fe.
La peregrinación a Lourdes ha sido un viaje de fe, esperanza y amor en familia. Cada momento vivido aquí quedará grabado en nuestra memoria como un testimonio de la belleza y la fuerza de la espiritualidad. A medida que nos preparamos para regresar a casa, lo hicimos con corazones llenos de gratitud y renovada fe en Dios, que quedará grabado en mi corazón para siempre.
¡Gracias Virgen Santa e Inmaculada!
Andrea, Leonardo, Francisco y Gabriela